Quiero hablarles a esas mujeres que por naturaleza concatenan con facilidad un día con el otro, una semana con la otra. Y pareciera que con un buen baño es suficiente para continuar hasta que finalmente caemos desplomadas en la cama, lo cual no durará mucho tiempo porque pronto oiremos el sonido del despertador otra vez.
Sin duda a medida que las responsabilidades aumentan en nuestras vidas también se agotan nuestros ratos libres y merman esas horas de libertad entre comillas. A veces nos es tan costoso apartar un tiempo y descansar, y no me refiero a las añoradas siestas vespertinas, me refiero a poder dedicarnos a nosotras mismas con paz y tranquilidad. A esas actividades que traen refrigerio a nuestro espíritu y a nuestro corazón.