(Articulo original en: Pluma Encendida)
Pareciera como un cuadro de naturaleza muerta, donde alguien tuvo la genial idea de cortar la flor y hundir su tallo en la escena del implacable desierto.
Pareciera como un cuadro de naturaleza muerta, donde alguien tuvo la genial idea de cortar la flor y hundir su tallo en la escena del implacable desierto.
Es contradictorio que esos finos pétalos sigan abiertos y
que el tallo siga erguido en medio de la intemperie. Si es por la brisa, el
vendaval arenoso la haría trizas, y si es por el sol, el calor que se le
incrusta en más ponzoñoso que cualquier aguijón.