Nosotras que por naturaleza estamos catalogadas como parlanchinas por definición. Tipificadas como la maquina humana de hacer palabras, como una regadera de ideas en sucesión, nosotras hablamos y hablamos tengamos la edad que tengamos, nuestra predisposición natural es hablar sin parar.
Con toda responsabilidad, hoy quiero invitar a las mujeres a que sigan hablando. Si, así mismo, no están leyendo mal, amigas, hermanas, mujeres de Dios, no se callen hablen y háganlo con autoridad. Por lo que quiero advertirte ten cuidado con las cosas que escuchas, que ves y que haces. Cuidado en que inviertes tu tiempo, a que te dedicas en tus ratos libres, en que te deleitas y en lo que consigues satisfacción. Se selectiva de las cosas que ingieres en el espíritu, recuerda hay muchos factores contaminantes a tu alrededor, factores que determinan tu figura espiritual, que merman tu santidad y a la hora de hablar, finalmente solo hablaras vanidad.