Analizando el conflicto Ruso-Polaco me surgen varias preguntas. ¿Por qué esperar 70 años para pedir perdón, por que levantar la cara o bajar la mirada impulsado por el coraje que me inyecta….una lamentable tragedia? ¿Por qué dejar que el tiempo se haga cargo de mis sentimientos para luego poder perdonar?
Si hay algo que tenemos los hombres es lo difícil que se nos hace perdonar, esa bendita palabrita tiene como espinas y cuando nos toca decirla llenamos los pulmones de aire, no para que se oiga más fuerte sino para que salga disparada como un proyectil, queremos pasar rápido ese trago amargo. Luego hay que aguantar la cara de desconcierto de la persona que está delante, como preguntando ¿eso es lo único que tiene este tipo que decir, el piensa que con una simple palabra va resolverlo todo como siempre? No es la palabra sino las barreras que tenemos que romper para solamente reconocer que erramos y preparar todo nuestro ser para soltarla; compréndannos somos los hombres, los machos men, estoy haciendo un gran esfuerzo para llegar a pedir perdón.
No se si exagero, pero lo cierto es que nos han enseñado a guerrear, a usar nuestra fuerza, a imponernos con nuestra voz, en vez de leer “amaos los unos a los otros” lo transformamos en “armaos los unos a los otros”, pero tenemos un gran déficit a la hora de hacer la Paz, cuando nos toca calmar, reconciliar, pedir perdón y perdonar. Con esta actitud hemos perdido 70 años, como los rusos, de vivir la vida que Dios preparó para nosotros. Nos gusta que nos vean como hombres pero lejos de hombría esto demuestra inmadurez por no asumir con determinación nuestro fracaso, y tenerle miedo a la corrección como lo tiene un niño.
“Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.” Salmos 34.14.
De esto se trata la hombría, esforzarnos por vivir al máximo la posición que nos corresponde, aunque duela hacer lo correcto. Muchos ojos nos están mirando, y para ellos somos un ejemplo que perdurará por el tiempo, no somos perfectos, pero tengan en cuenta que siempre tendrán la oportunidad de impactar las vidas de los que vienen detrás, sea positiva o negativamente, hablaran de esto por generaciones. En Polonia y Rusia se habla de Katyn desde hace 70 años, hay nuevas generaciones que no vivieron la masacre, pero el resentimiento es el mismo del primer día, no ha cambiado hasta hoy.
Dios no se equivoca cuando nos exhorta algo en específico, no es una recomendación en realidad, por supuesto, puedes decidir tomarla o no, pero cuando viene del Señor, es indudable que es la mejor manera de enfrentar la vida, El lo sabe porque el nos creó, y conoce de que estamos hecho, el propósito que vinimos a cumplir, cuando es a Dios a quien le hacemos caso, estamos asegurando una vida plena y abundante, porque estaremos como pez en el agua haciendo las cosas para lo que fuimos creado.
“Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la misma manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” Col 3.13.
La situación del que perdona es tan determinante como el que pide perdón, has perdido un tiempo valioso con los tuyos debido a la herida abierta en tu corazón. Mientras estés en esa posición no sanarás porque todos esos sentimientos y pensamientos negativos están envenenando tu alma. Perdonar implica eliminarlos a todos ellos, el resentimiento, el odio, el deseo de venganza deben desaparecer con el perdón genuino. En este sentido, es un proceso similar a la curación de una herida: al principio, está abierta, sangra fácilmente y duele. Pero, una vez se ha convertido en cicatriz, ya no duele ni sangra. El perdón es como transformar heridas abiertas en cicatrices.
Decídete a sacar la cicatriz de esa herida, el doctor que te atenderá se llama Jesús, será un proceso largo y tendrás oposición, muchos quieren seguir viéndote enredado en tu dolor porque ellos mismos no han podido salir de la misma fosa, de seguro no va a ser nada fácil pero vale la pena, es el comienzo para guiar todo tu ser en la barca que te llevará a puerto seguro.
No tengas temor, a donde quiera que tu vayas Dios estará contigo, es hora de levantar tu cabeza, de tomar el lugar designado para ti dentro de este gran equipo que es “hombres de valor”. Se acabaron los tiempos de andar por ahí mostrando tu herida abierta, la única herida hermosa que es digna de exponer es la que lleva Cristo por ti y por mí, precisamente para que hoy seamos esos arriesgados soldados que exhiben con orgullo sus cicatrices de guerra.
Felicidades Maikel, que bendición para toda la familia la amplitud de tu articulo.
ResponderEliminarNo es facil pedir perdón, ni tampoco perdonar. Sin embargo en Cristo tenemos el ejemplo de alguien que fue al calvario por el perdón de todos y pese a nuestras rebeliones no dudo en perdonar.
Solo en el Señor podemos entender la necesidad de perdonar y de ser perdonado.
Que bendición que por Su gracia, somos perdonados en el Nombre de Jesús.
Vamos a entrenarnos en el ejercicio de dar y recibir perdón!
Gloesdico dice: ¡Bravo! todos los hombres deberían leer y releer tu artículo, bueno todos menos uno: Miguel, mi amor sabe pedir y dar perdón, pero lo aprendió cuando conoció al mejor amigo de toda la humanidad JESÚS, sólo Él puede enseñar la grandeza del perdón.
ResponderEliminarSigue escribiendo, tus manos están bendecidas.
Hoy en día, los psicólogos usan la terapia del perdón para curar enfermedades y estados de ánimo teniendo muy buenos resultados. Esta práctica no es nueva solo que ahora fué que la dejaron entrar en las salas de consulta por tener efectos sanadores.
ResponderEliminarY es cierto, el que conoce el proceso que Jesús llevó a cabo hace más de 2000 años en el Gólgota, comprende mejor la importancia del perdón. La historia se paralizó por un momento para presenciar el maravilloso acto de como Dios estaba perdonando al hombre.
Es tan trascendental este hecho que si aceptamos ese perdón, no solo estaremos sanando nuestro cuerpo herido, sino que estaremos librando nuestra alma del eterno tormento.
Busquemos nuestra libertad en el Perdón Divino!