(Articulo original en: Pluma Encendida)
- Doctor, doctor, se me cayó un diente anoche. ¿Qué va a ser de mí? Nunca mas volveré a reírme –dijo el pequeño Carlos al entrar en la consulta de su Dentista el doctor Francisco.
- Doctor, doctor, se me cayó un diente anoche. ¿Qué va a ser de mí? Nunca mas volveré a reírme –dijo el pequeño Carlos al entrar en la consulta de su Dentista el doctor Francisco.
Los padres de Carlos habían traído al muchacho para que el buen médico le explicara lo natural del proceso que estaba viviendo. Don Francisco les hablaba a los niños con palabras muy sencillas pero a la vez cargadas de mucha sabiduría, todos sus pequeños pacientes salían felices de su consulta.
En el pueblo, el doctor era muy estimado y lo buscaban para resolver situaciones difíciles, aunque no tuvieran que ver con odontología. El anciano dentista siempre estaba dispuesto a servir con su mejor sonrisa.
- ¿Por qué dices eso Carlitos? –respondió el médico–. Ahora comenzarás a reírte mejor. Es realmente muy bueno lo que te ha pasado, es una maravillosa muestra de que estás creciendo.
Carlos extrañado preguntó:
– No entiendo doctor, el diente que se cayó es el principal, el primerito de aquí adelante. Apenas abro un poquito la boca y se ve el hueco que dejó. ¿Cómo puede eso ser bueno?
– Te explicaré amigo Carlitos. Es necesario que tus dientes de leche salgan de tu encía, para que aparezcan los de hueso, esos que son para morder mas y mejor y que tendrás hasta que seas viejito –dijo el doctor Francisco.
A lo que Carlitos respondió:
– Doctor, pero es un proceso que me parece doloroso, hasta sangre me salió.
– Es normal y necesario, a veces el cambio viene después de la acción de la sangre. Te contaré un secreto, es el mensaje de los dientes.
– ¿Los dientes hablan Doctor Francisco?
– Pues si Carlitos, aunque casi nadie lo sabe. Ellos dicen un mensaje y es el mensaje de Jesús.
– No entiendo –replicó el pequeño.
– Bueno, recuerdas tu debilucho diente de leche, que en cierto momento se puso flojito y perdió toda su fuerza. A los días se cayó de repente, y la sangre apareció en escena, haciéndote pensar que estabas herido. Pero gracias a eso, como ya te dije, en pocos días tendrás un diente nuevo grande y fuerte, con sierritas en la punta para que muerdas y mastiques mejor.
– Pues en esto consiste el mensaje de Jesús amiguito. Cuando vivimos sin tenerlo en nuestro corazón somos como dientes de leche, podemos morder, aunque no con mucha fuerza. Finalmente llega un día en que ya estamos tan flojitos que aunque lo neguemos, ya no podemos ni morder. La sangre significa el sacrificio de Jesús por tus pecados, la Biblia nos dice que con Su sangre Jesús nos limpia de toda maldad, quedando lavados de todo lo viejo, nos hace completamente nuevos. Después que la sangre de Jesús hace su efecto sobre ti, comienzas a crecer como un diente de hueso, fuerte y capaz de morder mas y mejor.
– Este es el mensaje que encierran los dientes Carlitos, cuando se caen los de leche y salen los de hueso, el mensaje se repite una y otra vez, en el cuerpo de aquellos niños que como tú tienen un corazón dispuesto a crecer.
Al poco rato Carlitos salió contentísimo del consultorio. Tenía una amplia sonrisa con un huequito en el medio, mostrándole al mundo que así como su próximo diente, él también llegaría a ser grande y fuerte por la acción de la sangre de Jesús en su vida.
– De ahora en adelante, todos sabran el mensaje de los dientes!!
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