Desde niños nos hablan de un ser divino llamado Jesucristo que un día bajo del cielo y tanto nos amó, que dio su vida para salvarnos de algo horrible llamado pecado, que a veces ni sabemos a qué se refiere esa palabra fuera del concepto religioso.
Nuestras familias, iglesias, escuelas, en fin, toda esta sociedad occidental, se ha encargado de hacernos pensar en la figura de Jesucristo como en una especie de superhéroe que nunca pierde que se las sabe todas y que nos salva de la tragedia en el momento preciso.
Y esa imagen que nos han formado, quiero decirte, que afortunadamente no es cierta en su totalidad. Espero no hagas juicios a priori acerca de este comentario, más adelante lo aclararé, sin restarle a Jesús todos sus atributos divinos. Seguro a algunos la próxima declaración que haré le parecerá un irrespeto, a otros, ignorancia y no faltará el que me tilde de blasfemo o herético, ya que tenemos bien formado en nuestra mente y corazón como buenos latinos, el prototipo de cómo nos gustaría que fuera Jesús. Es necesario aclarar que lo que me mueve a escribir sobre este tema no es discutir con nadie con referencia a teología, religión o creencia alguna. Mi único deseo es tratar de ayudar a muchos que al verse en medio de la tragedia, el dolor, la enfermedad, la perdida entre otros, al no ver a ese superhéroe aparecer para salvarles según el concepto impuesto simplemente han dicho:
- Jesús me decepcionas, no eres lo que yo pensaba o al menos lo que me hicieron creer!
Antes de continuar quiero que sepas que este servidor en varias ocasiones se ha encontrado al borde del abismo ante situaciones adversas que la vida me ha impuesto como a todos, pero te puedo asegurar que Jesús nunca me ha fallado, y aunque sus formas de responderme no son siempre las más convencionales, él ha sido bueno.
“Jesucristo fue un hombre, común como tú y yo”
Si aún y muy a pesar de esta declaración te atreves a continuar leyendo el resto de este artículo te felicito, lo mas duro y lo sé por experiencia propia, es oír o ver algo que no cuadra con nuestros paradigmas, sin permitir que las nauseas de la religión o el humo de la tradición nos impidan ver un poco mas allá de nuestros esquemas. Te hablo de un Dios con los pies cansados, la santidad con hambre, el omnipotente embravecido, el autor de la vida llorando ante la pérdida de un amigo, la divinidad con sed, el eterno deseando descansar, el hacedor del universo en nuestra misma condición, sin ventaja alguna.
Reflexionemos un poco. Si el fuera ese superhéroe que el sistema del mundo nos impone creer, a quien “nada le afecta, nunca se equivoca” o ese “dios el cual esta allá en ese maravilloso cielo lleno de angelitos diciendo aleluya, aleluya, y que parece cada día mas lejano”, si eso fuera así entonces nosotros los seres humanos, seriamos los más dignos de conmiseración o lastima ya que dependeríamos de alguien que no se identifica con nuestra miseria, dolor, angustia, enfermedad, y toda esa lista de cosas que a nosotros nos agobian a diario. ¡Oh, pero que bueno, tengo que decirte que afortunadamente Jesucristo no es eso que el mundo nos ha hecho creer durante tanto tiempo.
“Jesús es cien por ciento Dios pero también cien por ciento hombre”
Sí hombre, tan igual que tú y yo. Y ahora dime en lo mas profundo de tu ser y sin ofender a nadie, ¿no te da gozo saber que ese maravilloso Dios, ante todo lo que tubo que enfrentar, lo hizo en nuestra misma condición sin ventajas? Que no está indiferente o apático ante nuestras realidades, muy por el contrario se identifica plenamente con todo eso que nos agobia porque el también las vivió.
Ahora con referencia al verdadero rostro de Jesús, recuerdo cuando mis dos hijas mayores Angélica y Patricia estaban pequeñas, se dio a nivel mundial una súper producción cinematográfica dirigida por el italiano Franco Seffireli llamada Jesús de Nazareth, que resultó ser todo un éxito de taquilla, entre otras cosas por el reparto de estrellas de la actuación que logró agrupar. El protagonista y quien represento a Jesucristo, fue el talentoso actor norteamericano Robert Powell, un hombre muy bien parecido con sus grandes ojos azules y con una imagen impresionante, digno estereotipo del Jesús que este sistema del mundo nos ha fijado en nuestra mente.
Mis niñas quedaron muy impresionadas y felices con esta serie cinematográfica, pero un día viendo yo otra producción, donde el actor que representaba a Jesús no tenía nada que ver con el prototipo americano, sino todo lo contrario, tenia tés morena, ojos negros y pequeños, escasa barba y estatura normal, entre otros rasgos que lo hacían parecer más con descendencia afroamericana que otra cosa, sin que este hablando en forma peyorativa o denigrante de esta nuestra ascendencia, y creo firmemente que la idea del productor cuyo nombre no recuerdo era esa, hacer a Jesús mas de nuestro contexto. Patricia se acercó a mí y me dijo en tono de tristeza:
- Papi pero ese señor no es Jesús.
- Sí mami, él es Jesús -le respondí.
Entonces ella fue y llamó a su hermanita y ambas me dijeron:
- No papi, Jesús es alto, blanco y tiene los ojos azules.
Me quedé así como cuando Angélica se enteró de quién era el que lanzaba monedas y billetes al suelo, para que ella las encontrara, o como cuando Patricia me preguntó una navidad:
- Papi ¿tú eres el niño Jesús?
Fue entonces que comprendí el gran daño que les hacía al tolerar que las creencias del mundo calaran en sus pequeños corazones. Hoy agradezco a Dios, son dos hermosas mujeres que reconocen a Jesús, ya no por su apariencia física sino por su eterno amor y misericordia. Y se han convertido en el “niño Jesús” de su papá, quienes lanzan monedas de amor y billetes de esperanza en la larga calle de mi vida, siendo mis consiervas.
Claro, lo realmente importante no es la apariencia física de nuestro Señor y Salvador, sino mucho más allá de eso. Es saber que él nos ama sea cual sea nuestra condición por una simple e inigualable condición, él fue un hombre.
Para finalizar quiero utilizar algunos pasajes bíblicos, si es que partimos del mismo principio de que la Biblia es la inerrable palabra de Dios. Ellos nos ayudaran a reconocer esta hermosa verdad acerca de la condición de hombre sin ventajas, de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo, que lejos de minimizarlo le hacen el mas grande de todos los superhéroes.
- Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. Lucas 2:40
- En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1:1.
- Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14
- Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Colosenses 2:9
- Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Hebreos 2:14
- Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Hebreos 5:7
- Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:15.
Hasta aquí esta reflexión y recuerda, cuando todo parezca adverso sólo confía en aquél que un día sufrió como tú, cualquiera sea la circunstancia en que encuentres.
Bendiciones.
Gloria a Dios por su palabra! Me bendice saber que siendo él, el único que puede juzgarme, es el mismo que puede entenderme, que habiendo vivido mis necesidades, puede suplirme en todo!
ResponderEliminarExcelente artículo Papi!
Ufff tremendo articulo y muy controversial, pero a pesar de toda teologia, creencias, enseñanzas de algo si tenemos que estar claros QUE DIOS A VECES no sale a nuestro rescate como ese superhéroe, es por lo que leemos en santiago 1:2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y despues que lloramos, quebrantamos con nuestra pruebra esta nos hace fuertes para consolar a otros con la misma consolacion que fuimos consolados, es necesario pasar por ellas y que JESUS no salga a nuestro rescate para crecer en todo el sentido de la palabra y recuerden que JESUS siempre esta cerca de nosotros cuidandonos como lo que somos la NIÑA DE SUS OJOS... aun cuando tengamos que llorar sufrir y gemir EL esta con nosotros... no lo duden BESOS.....Bendiciones
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